#VozMA _ Romy Hecht

10.11.2022

Arquitecta y Magíster en Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile (UC); Ph.D en Historia y Teoría de la Arquitectura, Princeton University. Profesora Titular de la Escuela de Arquitectura UC en cursos de pregrado y postgrado en Historia y Teoría del Paisaje. Ha sido Profesora invitada en el Programa de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Harvard e investigadora en Dumbarton Oaks, Washington, DC. Ha sido responsable de investigaciones UC y proyectos Fondecyt, presentando los resultados en conferencias y congresos en Argentina, Sudáfrica y Estados Unidos (en universidades como Princeton, Harvard, Columbia y Rice), además de la UC.
Sus ensayos han sido publicados en Retorno al Paisaje (Evren, España) y en Harvard Design Magazine (EE.UU); ARQ, Revista 180; CA (Revista del Colegio de Arquitectos de Chile); y New Architecture (China). El año 2012, junto a Danilo Martic V., tradujo al español The Necessity for Ruins and other Essays de John Brinckerhoff Jackson (Santiago, Ediciones ARQ). El año 2015, junto a Verónica Aguirre L. y Camila Medina N. fundó el sitio web LOFscapes (www.lofscapes.com), cuyo objetivo es construir una plataforma de discusión crítica acerca de la transformación del paisaje chileno.


PASADO:

¿Quiénes fueron tus referentes durante la universidad y tus primeros años?, ¿Tuviste algún docente que marcó tu trayectoria desde la universidad hasta ahora?

En mi experiencia como alumna recuerdo a maestros como Germán Bannen fueron capaces de mirarme a los ojos y transmitirme con convicción que el problema de la ciudad no radicaba en la forma, sino en sus habitantes; la persistencia de Luis Eduardo Bresciani Prieto para transmitirnos que sin ética profesional nada de lo que hiciéramos tendría sentido; la pasión desmedida que Kika Schweitzer y Fernando Sepúlveda exudaban al punto que uno no entendía como podíamos esmerarnos tanto en la re-escritura de una hipótesis o en trazar una y otra vez un plano de alcantarillado para optimizar el número de codos empleados; el rigor de Don Alfredo Jünemann para convencernos que por aburrido que pareciera, teníamos que conocer las normativas vigentes; y la delicadeza de Rodrigo Pérez de Arce para, de manera casi sigilosa, interesarse por sus estudiantes y pasarles textos clave bajo la habitual frase "quizás esto te puede interesar," y cambiarnos así la vida al punto que casi al término del Magister en Arquitectura llegó a mis manos un desconocido J.B. Jackson, cuyo libro La Necesidad de Ruinas marcó sin duda un antes y un después en mi vida como arquitecto.

A todos los recuerdo como colaboradores de un modo de pensar que delinea y presenta aquello que es conocido para permitir arrojarnos a lo desconocido, confiando una vez más que las formulaciones de la siguiente generación superarán la lógica del presente.


PRESENTE:

¿Cómo defines tu quehacer arquitectónico?
¿Cómo crees que ha cambiado la presencia de la mujer en la arquitectura?
¿Quiénes serían tus referentes hoy? ¿Quiénes serían arquitectas?

Me gusta presentarme como arquitecta de la historia del paisaje en Chile. Y como profesora, aún cuando no estudié pedagogía. Es lo que me motiva para estar al día con las nuevas generaciones, con las que he aprendido que, independiente de las innovaciones con las que podamos contar en el ámbito de la enseñanza, lo mejor que podemos hacer es transmitir pasión por lo que se hace y empatía con lo que se hace.


FUTURO:

¿Cuáles son tus próximos desafíos?
¿Crees que impacte la integración femenina en la disciplina? ¿Cómo?

Seguir adelante con la labor que he desarrollado en el ámbito teórico y metodológico para el avance de estudios de paisaje en Latinoamérica. Y para ello me gustaría concentrar mis esfuerzos en la construcción de una historia comprensiva de proyectos de paisaje en Chile, más allá de Santiago, develando las relaciones dinámicas entre las prácticas materiales, visiones políticas, fuerzas económicas, propuestas de diseño y procesos socioculturales involucrados en su creación.


¿Qué define a un arquitecto(a)?


La arquitectura da para todas y todos. Hay un afán constante en construir interdisciplina y creo que hemos olvidado que la arquitectura es en esencia interdisciplinaria: estudiamos materias relativas a la historia y teoría, de planificación y urbanismo; desarrollamos oficios colindantes con el arte y el diseño; y entrenamos la mano y el ojo estructural y constructivo. Pero el ámbito laboral se ha especializado y nos demoramos demasiado en ver qué podemos hacer con ese conjunto de saberes y muchas veces los perdemos en el camino. Diría que un arquitecto es aquel que no olvida.

A ratos nos volvemos a concentrar exclusivamente en la estética del diseño, perdemos nuevamente nuestra conexión con temas públicos y el liderazgo en temas de construcción de la ciudad se traspasa a ingenieros y abogados, por nombrar solo algunos. Profesionalmente tenemos la capacidad de asumir la oscilación como el reflejo de algunos de los atributos únicos de la arquitectura como disciplina y como actividad profesional: que los edificios tienen significancia estética pero también objetivos prácticos; que sus principios constructivos subyacen en el campo de las humanidades y de las ciencias, que el arquitecto debe ser un emprendedor a la vez que un ciudadano que preserva y mantiene los estándares éticos de nuestra profesión; y que nuestras obras, independiente de cuan privado es su financiamiento y concepción, están entrelazadas con políticas públicas y afectan el modo en que las personas viven.